#TerrorPolicial es un especial que hacemos desde Temblores ONG y Bogotart para explorar las historias de personas que han sufrido violencia policial. Queremos ser una voz de alerta, denuncia y un canal de apoyo para evitar que las historias queden en el olvido.
Bolillo, taser, dios y patria, chaqueta al revés para que no se le vea el número de identificación, uno, dos, tres disparos, intimidación, la sugerencia de mejor irse para no buscar problemas. Los cuerpos siendo literalmente, carne de cañón. El muerto pudo ser cualquiera.
Mientras tanto, las denuncias aumentan, los muertos se acumulan y el gobierno sale con la excusa de que estos sucesos se dan por unas cuantas “manzanas podridas”. ¿De qué me hablas, viejo? Si cada denuncia es la muestra de que la policía es una máquina de guerra y odio contra su propia gente.
La violencia policial en Colombia tiene muchas caras que aún están poco documentadas y donde mayoritariamente reina el subregistro, como lo ha dado a conocer Temblores ONG. Por eso, los crímenes de la policía se han empezado a codificar en plataformas ciudadanas donde se identifican las prácticas y dinámicas alrededor de estos hechos.
La misma organización ha documentado en su informe Bolillo Dios y Patria, entre 2017 y 2019, 639 homicidios, 40.481 hechos de violencia física y 241 casos de violencia sexual, todos cometidos por la Policía Nacional. Con estos casos enfrente, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, ha asegurado que “hay una campaña institucional en contra de la Policía Nacional a través de las redes (sociales)”.
Pero no, ministro, esto no es una campaña en contra de la Policía, ni es injusto descalificar a una institución por el accionar de algunos, porque la violencia de esta institución no se la puede ver como a un fenómeno aislado. De hecho, “es un reflejo de la sociedad y de su propia violencia, polarización política, racismo y también corrupción», explica la historiadora Agustina Carrizo de Reimann, quien se especializa en la investigación de la policía en América Latina.
Ahora bien, la pérdida o perjuicio de la vida de un colombiano a manos de la Policía no se puede justificar como una “acción legítima institucional” ni es una actitud “gallarda y férrea”, como lo ha declarado el gobierno de Iván Duque. Por eso, las historias de violencia policial no se pueden perder entre el formato de comunicado de Twitter, que lamenta lo sucedido y acompaña a las familias en el dolor.
Además, cuando el silencio se rompe, las denuncias se esparcen como pólvora. Por eso, Temblores ha dispuesto una línea para denunciar la violencia policial, donde también ofrecen apoyo psicosocial junto con la Fundación Sergio Urrego. Igualmente, si quiere contar su historia, las redes de Bogotart siempre estarán abiertas.
En Noviembre de 2019 las calles colombianas retomaron un mensaje del mayo de 1968 francés, “Hasta que la dignidad se vuelva costumbre”. Eso nos mueve, tener un gobierno digno, un congreso digno, una policía digna, no instituciones de las que todos nos sentimos avergonzados.
Las historias que podrá leer a continuación, son apenas unos pocos casos de los muchos que hay y que saldrán a la superficie, de personas que han alzado su voz para denunciar.
Ver esta publicación en Instagram
Por Mafe Garzón Quisiera llenar esto de eructos sobre la mesa sentarme aquí con las piernas abiertas sin que esto signifique…
Aquí algunos argumentos para que charle con sus familiares, amigues, vecines y conocides del lenguaje inclusivo. El lenguaje siempre está cambiando. No es…