Por Santiago Páez
Participé en la primera noche del barrio San Felipe este año, un evento que abre las puertas de este distrito creativo en Bogotá por lo menos una vez al mes. Desde la calle 72 hasta la calle 80, justo debajo de la Caracas y hasta la 24, se vive una de las escenas de arte más importantes de la capital.
Galería Beta en San Felipe
Me emocionó ver cómo la industria creativa ha logrado traer una nueva vibra a este barrio tradicional de casas residenciales. Muchos aseguran que este auge se originó gracias al arquitecto y coleccionista Alejandro Castaño en el año 2010. Desde entonces cada vez más galerías, espacios independientes, fundaciones, bodegas de arte, estudios y talleres, han gestado la actividad comercial, activaciones, eventos, conversatorios, investigaciones, prensa y el posicionamiento del distrito.
San Felipe enfrenta retos que determinarán su consolidación, o no, como un distrito creativo de talla mundial».
Esa misma noche visité en Estudio 74 una exposición de varios artistas, especialmente fotógrafos capitalinos, bajo el tema: Frontera. Hacían parte de la muestra computadores, video beams y proyectores. Digo “hacían” porque fueron víctimas de un robo el jueves en la noche y un intento de robo el sábado siguiente en “Open Studios”. Esta situación motivó a los administradores del espacio a instaurar una denuncia formal ante la autoridad, razón por la cual la banda de ladrones tomó represalias en la noche del miércoles siguiente y robó además los estudios de los artistas que comparten esta casa. La situación resulta delicada en tanto no fue un “robo de oportunidad” sino que contó con un modus operandi más sofisticado, armas, inteligencia, gente y por tanto un asalto de mayor magnitud.
Estudio 74 en San Felipe
El problema de inseguridad atañe a todos los actores del barrio, residentes, propietarios, arrendatarios, comerciantes y demás. Los tesoros que guarda San Felipe están expuestos a grandes riesgos. Por ejemplo, el cuadrante que cubre esta zona es el de El Polo y se ubica varias cuadras al norte, el barrio no cuenta con seguridad privada ni medidas de autoprotección como el diálogo cercano de vecinos, alarmas comunales ni cámaras zonales. La poca actividad comercial hace que San Felipe, en las noches, sea muy pasivo y los pocos espacios que tienen horario nocturno parecen una luz en la penumbra, un blanco fácil.
En Wynwood sortearon situaciones similares. Este barrio, más residencial-abandonado que residencial-tradicional, vivió momentos de inseguridad que de no haber sido gestionados acertadamente hubieran amenazado su posición privilegiada de ser el distrito artístico más renombrado del mundo. De este caso se pueden entrever acciones que, además de impulsar al distrito, aliviaron los problemas de inseguridad que sorteaban:
Es de suma importancia estudiar referentes internacionales para la consolidación de este distrito creativo. Se ha generado una dinámica fuerte de clusterización y potencialización de la economía alrededor del arte. Sobre esto he de destacar que San Felipe es una iniciativa contundente, y que además ha demostrado cierto nivel de articulación, especialmente de valores compartidos. He de subrayar un valor compartido por la colectividad: la solidaridad. Para sobrellevar el robo de Estudio 74 galeristas y artistas realizarán una subasta el mes entrante con el propósito de contribuir y subsanar las pérdidas millonarias sufridas por las víctimas del asalto así como enviar un mensaje contundente de unidad y amor por el arte.
Santiago Páez Giraldo – @santiagopaezg
Fotos por Andrés Quintero
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