Viniste al mundo a caminar sin rumbo, siendo fuego ante la lluvia y sombra en el día más soleado. Tal vez nuestra existencia nunca estuvo preparada para la tuya, por eso el destino se ha encargado de hacerte desvanecer como en un juego de dados, echando tu futuro a la suerte, dejándote rezagado en el tiempo y en el espacio, sin nombre ni edad, en ese limbo que construyes al exhalar bocanadas espesas que te sumergen en ese mundo al que un amargo día decidiste pertenecer.
Aquí una vez más, concreto y humanidad, obra maestra tallada con hambre como martillo, calle como cincel y andén como pedestal. Aunque pareces ser víctima de un pasado que pudo ser mucho mejor, ensillaste la libertad en su máxima expresión, vas cabalgando una vida que hace tiempo se desbocó pero que con algo de voluntad, podrás volver a tomar por las riendas, no para ir por el camino correcto,
sino por el que la vida te adeuda hasta que despiertes, si es que un día decides despertar.
Por ElRolografo
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