Una breve historia de la capital, desde el nombre de sus localidades.
Ver esta publicación en Instagram
Por Mar Rodríguez
Ilustraciones por Cami Fajardo
Empecemos por decir que lo que hoy es Bogotá era un territorio indígena, de los Muiscas y de los Sutagaos mayormente.
Por eso, muchos de los nombres de las localidades son deformaciones de las lenguas originarias, lenguas de las cuales no existe un registro amplio, razón por la cual van a ver muchos “puede significar” o “hay varias historias alrededor del origen del nombre” cuando se habla del nombre de una localidad.
De hecho, los espacios planeados en la capital son más bien pocos y casi todas las dinámicas de poblamiento acelerado responden a la llegada de foráneos escapando de la violencia en el campo.
Sin duda, esta mezcla de colombianos en una misma ciudad ha traído una riqueza a la que es difícil ponerle nombre. Y es que Bogotá es mucho más que una sede administrativa y de poder, es una masa de más de 7 millones de personas donde cada cual tiene su propia definición.
Antonio Nariño
El nombre de la localidad al sur de Bogotá viene de una de las cabezas de la Independencia, Antonio Nariño, quien tradujo los Derechos Humanos del Hombre del francés al español y vivió en una hacienda donde ahora queda la localidad.
Aprovechando el río Fucha que pasaba por allí, familias de mucho dinero llegaron a esa zona y pusieron sus quintas: Quiroga, San Vicente y La Fraguita, eran algunas de ellas. Años después, estas quintas darían nombre a diferentes barrios dentro de la localidad.
Barrios Unidos
En la década de 1930, Bogotá empieza un proceso de industrialización y crecimiento poblacional. Los procesos de población fueron al principio muy espontáneos, lo que significaba que no todos los bogotanos no tenían servicios básicos.
Para llevar servicios a los pobladores, el párroco del barrio Siete de Agosto, junto con las autoridades locales y la comunidad empezaron liderar la creación de los primeros barrios de la localidad: Siete de Agosto, Benjamín Herrera y Colombia.
En los cuarentena, estos barrios eran reconocidos por ser muy organizados y cuidados por sus pobladores, por esto, durante el segundo gobierno de Alfonso López Pumarejo (1942 – 1945) se le dio el nombre “Barrios Unidos” al sector y en 1972 se creó la localidad.
Bosa
Antes de la llegada de los españoles, en el territorio de Bosa vivía una población muisca muy importante. Su nombre, entonces, viene del chibcha y puede significar “cercado del que guarda y defiende las mieses” (las mieses son cultivos donde se siembran cereales) o puede significar el segundo día de la semana (ata, bosa, mica, mijuca, jira, ta y cujupucua).
Con la llegada de los españoles, Bosa se convierte en un territorio sangriento cuando en 1538 los españoles ahorcan al zipa Sagipa porque los indígenas no logran llenar un cuarto vacío de oro. Más adelante, en 1850 se elimina el resguardo indígena de Bosa.
Hasta la mitad del siglo XX, Bosa era un municipio con cinco barrios que subsistían de la agricultura, hasta que durante el gobierno del General Rojas Pinilla (1953 – 1957), Bosa se anexó como parte de Bogotá.
Chapinero
Al norte de Bogotá está una de las localidades tradicionales de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando un español llamado Antón Hero se casó con una indígena nativa de Usaquén, y recibió como dote las tierras donde hoy queda Chapinero. Antón era el fabricante de unos zapatos con suela de madera y hebilla de cuero llamados “chapines”, entonces al vecindario lo llamaron Chapin + Hero = Chapinero.
De hecho, Chapinero no era parte de Bogotá, solía ser el lugar donde la élite bogotana pasaba los veranos, porque Bogotá solo llegaba hasta la Iglesia de San Diego en la calle 26.
Se empezó a poblar con unas casas que se llamaban Quintas, que eran mansiones grandes con jardines. Con el tiempo, las personas de Bogotá dejaron de usar estas casas para vacaciones y empezaron a vivir allí, principalmente por el agua limpia y las zonas verdes que había en el barrio.
El primer tranvía que tuvo Bogotá tenía como última estación la de Chapinero, remarcando su importancia para la aristocracia de la ciudad. También, por las casas elegantes, el barrio se empezó a conocer como el “Versalles bogotano”.
Ciudad Bolívar
Ciudad Bolívar, como muchos otros lugares de Bogotá, estuvo habitada por indígenas muiscas que terminarían hacinados en un resguardo indígena en Bosa con la llegada de los españoles. Por eso, durante mucho tiempo la localidad no tuvo muchos pobladores, hasta que en 1940 se empezó a parcelar en grandes haciendas llamadas Carbonera, Casablanca, la María, El Cortijo y Santa Rita.
Con el paso del tiempo, los dueños de las haciendas las fueron abandonando y las haciendas se empezaron a fraccionar junto con otros terrenos en la zona. Además, se instala un sector industrial que empieza a extraer materiales de construcción como piedra, que llama a trabajadores a la zona de Ciudad Bolívar.
Engativá
El nombre de la localidad viene la la palabra muisca Ingativa, que significa “Tierra del Sol” o “Señor de lo ameno o sobroso”. Fue un resguardo indígena en la colonia y tuvo su propia parroquia construida en 1683. Con la Independencia, las tierras de la zona que eran muy fértiles por las fuentes hídricas, se repartieron entre pobladores de dinero.
La localidad fue un municipio independiente de once veredas hasta 1954, cuando fue anexado como distrito especial. Sin embargo, solo hasta 1969 el acueducto y los servicios de salud llegaron a Engativá.
Fontibón
El nombre Fontibón significa en chibcha “poderoso capitán” y fue dado por el cacique muisca Hyntiba. Este era un lugar estratégico de paso y de comunicación para la población muisca y para los españoles que viajaban entre Bogotá y el río Magdalena.
Por esto, Fontibón tuvo rápidamente casas de personas de dinero, casas de viajeros y una Iglesia. Con el tiempo, las casas fueron cambiando por haciendas que funcionaban para la agricultura.
En 1940 los exiliados de la segunda guerra mundial llegan a la zona a poner sus industrias, como el Frigorífico Suizo, Levapan o las Hilanderas Fontibón. Además, llega el ferrocarril que comunicaba con Honda hasta la zona, lo que le da un tono industrializado y comercial. En 1954 se anexa oficialmente a Bogotá y las haciendas se empiezan a convertir en barrios del sector.
Kennedy
Estos terrenos ancestrales, antiguamente llamado Territorio Techotiba, hogar de los muiscas hasta 1604, año en que la Real Audiencia de Santa Fé de Bogotá los despojó de sus tierras, para asignarla como tierras de vivienda y entretenimiento de los enviados de la corona.
El antiguo Techotiba, se iría urbanizando de a poco hasta 1961, año en que el hombre llegó a la luna, cuando Alberto Lleras Camargo era presidente por el partido Liberal. Él lanzó un proyecto de viviendas llamado “Ciudad Techo” con la ayuda monetaria de Estados Unidos en el marco de la famosa “Alianza para el Progreso”.
El plan era hacer 18.000 casas en 308 hectáreas para acoger a 126.000 personas, lo que hizo a Kennedy desde su concepción un barrio muy grande frente a otros que tenía Bogotá. Para la inauguración del barrio Ciudad Techo, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy vino a Bogotá por 14 horas. La visita se convirtió en el evento social del año y los presidentes pusieron la primera piedra del barrio.
Dos años más tarde al presidente estadounidense los asesinaron en Dallas, Texas y los pobladores del barrio decidieron llamar a la localidad Ciudad Kennedy, en honor al difunto. El Concejo de Bogotá ratificó el nombre en 1967.
La Candelaria
En la época de la colonia, el nombre Candelaria se usaba para nombrar a la zona alrededor de la Iglesia Candelaria de los Agustinos Recoletos, al lado del Museo Miguel Urrutia. Poco a poco, el nombre se fue expandiendo a los lugares cercanos a la Iglesia.
¿De dónde viene el nombre de la Iglesia amarilla? La palabra Candelaria viene de una virgen de origen español, específicamente en Tenerife. La palabra viene de la candela o luz santa que guía por un buen camino.
Durante sus primeros 50 años, la Candelaria, o más bien Bogotá, era un pequeño centro urbano con algunas iglesias y casas levantadas. Los ríos San Francisco y San Agustín que vienen de las cordilleras orientales, terminaron por delimitar la Candelaria de otros barrios que fueron apareciendo.
Los Mártires
La localidad en el centro-sur de la ciudad guarda los vestigios de lo que fue la joven República de Colombia. Desde 1809 cuando el grito de Independencia estalló en la Plaza de Bolívar, una guerra civil se desató en todo el país. En 1816 el español Pablo Morillo que defendía la Corona Española, fusiló, colgó y quemó a todos los independentistas que defendían una República autónoma en lo que hoy se conoce como Plaza los Mártires.
Entonces, en 1850 se expide una orden que le da el nombre “Plaza de los Mártires” al lugar donde mataron a los próceres de la Independencia, y fue hasta 1872 que se puso la primera piedra del obelisco de la Plazoleta de los Mártires.
En la Plaza está la Iglesia del Voto Nacional, que se empieza a construir en el siglo XIX como una capilla y está la Oficina de Reclutamiento del Ejército Nacional, que hasta 1936 fue la Facultad de medicina de la Universidad Nacional.
Puente Aranda
La Hacienda Aranda fue levantada por el oidor Francisco de Anuncibay durante la colonia. Este lugar era importantísimo porque era el principio del camino hacia occidente que llegaba a Honda, el principal puerto del río Magdalena. En la zona de Puente Aranda pasaba el río de San Agustín, lo que hacía que el terreno estuviera lleno de lodo, razón por la cual se construyó un puente.
De hecho, el puente existió hasta 1944, cuando se empezó a planear la construcción de la avenida Las Américas que sepultó el humedal por el que pasaba el puente. Con el desarrollo industrial de Bogotá, la localidad fue un espacio para empresas manufactureras que se consolidó a mitades del siglo XX. En 1968, Puente Aranda se convierte en Distrito Especial y en 1991 localidad de Bogotá.
Rafael Uribe Uribe
La localidad hacía parte del municipio de Usme y tenía grandes haciendas de personas influyentes durante la Colonia: Santa Lucía, El Porvenir, La Yerbabuena, San Jorge, El Quiroga, Granjas de San Pablo, eran algunas de ellas. Durante el siglo XX, la capital empezó a recibir a personas huyendo de la violencia en el campo, lo que resultó en la construcción de viviendas en el sector que formaban los barrios obreros de la época.
El nombre de la localidad surge hasta 1974 cuando el secretario de gobierno, Hipólito Hincapié, le propone al Alcalde de Bogotá, Alfonso Palacio Rudas, ponerle al sector con el nombre del ideólogo del partido Liberal Rafael Uribe Uribe, que fue asesinado frente al Capitolio en 1914.
Suba
El nombre es un homenaje al cacique que habitaba esta región, conocido como Subausaque, que probablemente era un título genérico para su rango. Con la llegada de los españoles, el cacique de Suba los agasajó con comida y regalos, razón por la cual siempre hubo una paz en Suba con los conquistadores. Sin embargo, este gesto no le gustó mucho a los otros zipas de la zona, que decidieron mandar a Subausaque a la cárcel.
En 1537 liberan al Subausaque y antes de que muera el fray Domingo de las Casas (que venía con Gonzálo Jiménez de Quesada) bautiza al muisca junto con los habitantes indígenas de Suba. Más adelante, la zona fue un resguardo indígena hasta la Independencia y en 1875 se convierte en un municipio aledaño a Bogotá. En 1977 se crea su alcaldía menor y en 1991 se convierte en localidad de Bogotá.
Santa Fe
La historia de Santa Fe empieza en la colonia con los primeros asentamientos españoles en Las Cruces, Las Aguas, Las Nieves, Santa Inés y San Bernardo. Gonzalo Jiménez de Quesada le puso a la zona “Santa Fe” por la ciudad de igual nombre en Granada, España. Cuando la localidad se empezó a expandir, el número de indígenas y mestizos creció hasta ser el 44 por ciento de la población.
Después de la época colonial, la localidad era económicamente muy activa, había panaderías, curtiembres, carnicerías, artesanos y obreros. Además, era un lugar estratégico por ser la salida al norte, así que se volvió un paso obligado. Sin duda, Santa Fe es una localidad que ha visto el paso del tiempo como ninguna otra.
San Cristóbal
A comienzos del siglo XX, Bogotá se estaba quedando pequeña para sus habitantes. El sur de la ciudad llegaba oficialmente hasta Las Cruces, pero había fábricas de tejas y de ladrillos que se habían estado asentando a las afueras de la ciudad, porque el río Fucha proporcionaba energía, en los cerros había yacimientos de arcilla y mucha madera para poder cocinar los ladrillos.
Alrededor de las fábricas se fueron asentado personas que venían de otros lugares de Colombia buscando trabajo y huir de la violencia, entonces entre 1890 y 1905 se empezó a conformar el barrio San Cristóbal, dando inicio a la expansión de la ciudad al sur oriente. Más tarde, la localidad tomaría su nombre del primer barrio.
Sumapaz
El lugar estaba habitado por dos grupos indígenas: los sutagaos y los muiscas. Sumapaz era un lugar de importancia espiritual por sus páramos y lagunas, donde era común que hicieran ceremonias religiosas.
Con la colonización, Nicolás de Federmann llegó a la zona buscando oro y las crónicas de la conquista cuentan que muchos de sus soldados murieron por el frío. A Sumapaz lo llamaban el “País de la Niebla”.
Antes de la Independencia, se fundaron los municipios de Pandi, Tibacuy y Fusagasugá, todos estos bajo el nombre de Hacienda Sumapaz, que se extendía desde Nazareth hasta Usme. La Hacienda tenía más de 200 hectáreas y fue testigo de enfrentamientos entre colonos y arrendatarios.
Teusaquillo
Era un pueblo indígena que tenía el nombre de Teusacá, que quiere decir “cercado prestado”. Teusacá era una laguna que quedaba donde hoy están los barrios Nicolas de Federmann, El Campín y Pablo VI. Esta laguna era el sitio de descanso del Zipa de Bacatá. Durante la colonia, Teusaquillo no tuvo mucha importancia más allá de ser un espacio para la agricultura.
Durante el siglo XX, cuando Bogotá se empezó a extender, el barrio se convirtió rápidamente en una zona residencial elegante y moderna. Tuvo servicios exclusivos como alcantarillado, acueducto y alumbrado. Allí vivió la clase alta de la capital y personajes como Jorge Eliécer Gaitán, Laureano Gómez o Gustavo Rojas Pinilla. Para 1935 era considerado el mejor barrio de la ciudad.
Tunjuelito
Por la localidad pasaban caminos indígenas que terminaron por delimitar las haciendas de los pobladores durante la colonia. La gran mayoría de personas que vivían allí eran campesinos que con esfuerzo lograban comprar lotes cerca al río Tunjuelito o Tunjuelo.
En 1954, Tunjuelito pasa a ser parte de Bogotá y en los setentas la localidad se empieza a poblar rápidamente con los barrios de El Carmen, San Carlos, Fátima, Venecia y San Benito. Unos años después, con la construcción de la Avenida Boyacá y la Avenida Ciudad de Villavicencio, Tunjuelito se conectó con el resto de la ciudad, lo que facilitó su crecimiento.
Usaquén
Se dice que los primeros pobladores de la Sabana llegaron a Usaquén y fueron desplazados por los Muiscas antes de la llegada de los españoles. Existen muchas historias alrededor del origen y del nombre de la localidad: se dice que significa lodazal, pero también que significa Usaque o “debajo del palo”, que era una práctica común donde los caciques con el título de “Usaque” vivían en casas sostenidas por bases de cuerpo virginales, es decir que ponían a mujeres virgenes debajo de los cimientos.
Un último mito dice que el nombre viene de la princesa Usaca, que significa “Tierra del Sol”, porque la princesa huyó de los soldados del adelantado Gonzalo Jimenez de Quesada hasta llegar a las tierras donde hoy queda Usaquén. Un día, el Capitán español Juan María Cortés llegó a esas tierras y se enamoró de Usaca, la conquistó y se quedaron felices en la tierra del sol.
Usaquén, que fue primero resguardo indígena y luego un pueblo alejado de Bogotá conocido por la ganadería y las grandes haciendas (como la de Santa Bárbara o el Cedro) de las élites, comenzó a ser parte de la ciudad en 1950.
Usme
La historia de la localidad se remonta a los Muiscas, que la frecuentaban por sus lagunas y cuerpos de agua que consideraban sagrados. Algunas versiones dicen que era el hogar de Usminia, una hija del jefe indígena Saguanmachica, que gobernaba la tribu de los Sutagaos. Otras historias dicen que los españoles iban a enamorar indígenas al territorio de Usme, que significa “nido de amor”.
Más adelante, en 1650 los españoles fundan la Iglesia de San Pedro de Usme, para esparcir la religión entre los pobladores. La zona era mayoritariamente rural y estaba caracterizada por grandes haciendas donde se cultivaba papa, trigo, arvejas y habas. Durante el gobierno del General Rojas Pinilla (1953 – 1957), Usme se anexó como parte de Bogotá.
Este 28 de septiembre nos blindamos con argumentos para apoyar la despenalización completa del aborto en Colombia. Por: Mar Rodríguez Crecer en latinoamérica…
Hola a todas, todos y todes, El 28 de abril a las 2 de la tarde empezó una movilización que marcaría un antes y un…